Daniel entra todos los días a la hora de comer a la panadería de su barrio para comprar dos barras de pan. Trabaja de lunes a viernes en una conocida empresa y cobra un sueldo mensual de unos 900 euros. Con ese dinero y el que gana su mujer, pueden pagar todos los gastos que tengan en su casa. Esta familia a pesar de la crisis, vive en la normalidad y no tiene problemas económicos. Pero no todas las familias son iguales. Hay otros casos que son extremos y los mismos no pueden vivir de la misma forma que Daniel y su mujer. Y esos casos extremos, son los de los 17 trabajadores/as de la Escuela de Hostelería de Cádiz. A los mismos, se les adeuda 8 nóminas, es decir, desde el mes de abril hasta el presente mes, de momento, y ya no pueden más. A pesar de que trabajen, el dinero no llega y no saben si llegará a sus bolsillos. Tampoco saben que será de ellos en próximas semanas o meses, si seguirán en la escuela o acabaran en la calle o en el paro, pero al menos ahí cobran una cantidad de dinero que les valdría para poder seguir viviendo. Y mientras tanto, la Junta de Andalucía no responde ni llega el dinero. ¿Y por qué? Pues porque desde hace tiempo han ido liandose la manta a la cabeza, un día tras otro, metiendo dinero donde no debían y cuando se han dado cuenta, ya era tarde y el dinero había desaparecido. Porque si hay dinero, lo más lógico es que se cobre ¿no? Pero si no...lo que están haciendo, largas y largas para que no se descubra que las cuentas están a cero.
En fin, que desde fuera, pensar en llevarme 8 meses sin cobrar, hace que le de vueltas a la cabeza como sería la situación, a llorar, o a rebotarme, pero es un simple pensamiento y no duele tanto porque no lo vivo personalmente, pero quien si lo vive son 17 trabajadores/as y sus 17 familias, que también forman parte del problema, aunque muchos no se acuerden. Y uno de esas trabajadores, cogió la sartén por el mango apoyado por sus compañeros/as y dijo "se acabó". Esa trabajadora fue Carmen Ayala que leyó un comunicado tras la rueda de prensa que ofrecieron los antiguos alumnos de la Escuela de Hostelería el pasado jueves. En el mismo, exigía responsabilidades a esas personas que forman parte del equipo de trabajo en la administración pública a la que pertenece la Escuela de Hostelería de Cádiz. Y no se reservó. Sacó del cajón a los responsables de la situación actual y les puso nombre y apellidos: Susana Díaz, Luciano Alonso, Cristina Saucedo
"A Susana Díaz, le exijo que tome cartas en el asunto, que no mire para otro lado y se involucre nuestro problema, que también es su problema. Que se preocupe por esclarecer la caótica gestión que se está realizando y que nos ha llevado a la situación tan penosa en la que nos encontramos debido a la ineptitud de un equipo totalmente incompetente, que no ha cumplido sus funciones" señaló Ayala. Y le mandó un mensaje a la presidenta de la Junta claro y directo: "Espero que sea consciente de la insuficiente capacidad demostrada para resolver la problemática general y actué no con palabras que suenen a burla, sino con hechos que nos lleven a la normalidad".
Al consejero de Educación Luciano Alonso, Carmen Ayala le pidió "que no se escude en las directrices marcadas por Europa para solapar una nefasta gestión realizada y que aplique el sentido común". Y para la Delegada de Educación de la Junta en Cádiz y presidenta de la Escuela, Cristina Saucedo, también hubo mensaje. "La invito a que haga una autocrítica. Ya no nos vale el esto no es culpa mía porque realmente lo que no somos culpables somos los trabajadores y trabajadoras, y sin embargo estamos sufriendo las consecuencia de las irresponsabilidades". "No de soluciones a medias y haga el uso de un basta ya" pidió Ayala. Pero no solo están afectados los 17 empleados/as de la Escuela, las cerca de las 300 personas que están a la espera de una oportunidad para formarse, deben tener una solución lo más pronto posible, ya que por culpa de la mala gestión de unos pocos, están negandole un aprendizaje.
Carmen Ayala, iba terminando el comunicado con un mensaje para los tres: "Espero que la parte humana que ustedes tienen les haga sensibles ante esta dramática situación en la que estamos inmersos y que nos está llevando a una desbordada desesperación". Y para acabar el comunicado, y con la voz entrecortada casi con lágrimas en los ojos, lanzó una pregunta al aire, que jamás - pienso yo- tendrá respuesta por parte de las personas que tienen la responsabilidad en este problema, "¿quién será capaz de reponer mi salud y la parte de mi vida que me habéis robado?“.
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