Hace dos meses que entré en la Escuela de Hostelería de Cádiz por primera vez. Fue la tarde del martes 8 de octubre cuando el profesorado después de no haber cobrado sus nóminas se encerró en la escuela durante 24 horas. Como miembro de una asociación estudiantil luchadora contra los recortes vengan de donde vengan, como estudiante de la otra escuela de la ciudad, como gaditano y como futuro trabajador, me personé en la escuela y entablé conversación con Juan Ramón y con Cristina durante un rato en la cafetería del centro. Cristina me enseñó las instalaciones junto a mi amigo Jesús Rodríguez y lo flipé. "Vaya instalaciones, es increíble que esto quieran cerrarlo, se me caería la cara de vergüenza si fuera político de dejar esto morir" y así un sinfín de pensamientos sobre las mismas. Así fue mi primer contacto con la Escuela de Hostelería de Cádiz. Luego, cuando me fui de allí y llegué a casa, llamé a Dani Chouza, representante del alumnado y aspirante a entrar en la Escuela y comentamos un par de cosas. Conversación positiva y que nos ha llevado hasta el día de hoy.
Días después, tras una acción reivindicativa de la clase de 2º de Alojamientos del Quiñones en la plaza de Mina consistente en una clase de alemán, llegó el alumnado y algunos que otro aspirantes de la de Cádiz: Dani Chouza, Jose Mari, Rodri, Patri, Cristian, Fran, Marina, Paco o Antonio. Y también estuvieron algunos profesores: Auxiliadora, Cristina, Desirée o Juan Ramón. Estuve con ellos un rato mientras que hicieron ruido. Y al final, cuando acabaron de hacer ruido y antes de marcharme a clase, comenté lo de la huelga estudiantil del 22, 23 y 24 de gran importancia para ellos y ellas por la situación que estaban viviendo. Fue el primer contacto con el alumnado de la Escuela, con los que días después serían mis compañeros. Y hasta la huelga, no los volví a ver. Los vi, charlé con ellos en el transcurso de la gran manifestación por el centro de la ciudad y seguimos avanzando en el contacto. Ya sabía por entonces, que Dani iría al pleno del ayuntamiento de Cádiz el día 28 de octubre y tomaría la palabra en el turno de intervenciones. Cuando en la noche de ese lunes vi su intervención, cogí el móvil y le mandé un mensaje diciéndole: "Dani del carajo. Llevas toda la razón". Fue claro y directo, no se dejó nada en el tintero y atacó con toda la razón al PP, PSOE e IU, y suscribo sus palabras al 100%. A raíz de su aparición en el pleno, todo avanzó.
Una semana después, Dani llegó a la Escuela y preguntó si se sabía algo del curso y al obtener un no como respuesta, no se lo pensó dos veces y se quedó en la escuela. Le siguió Patri y luego Rodri y con ellos comenzó un encierro indefinido hasta que hubiera una solución. Al día siguiente, hubo una asamblea en la escuela para contarle a los aspirantes como iba a avanzar el grupo y la situación de aquel momento. Yo conté mi experiencia con los problemas del Quiñones, puse ejemplos de lucha, y animé a la gente que empezara la lucha por su escuela o por la que podría ser su escuela. Y tras esto, me quedé boquiabierto. No lo buscaba ni lo quería ni lo esperaba. Todos y todas me aplaudieron tras una intervención sencilla, directa y animosa, que a mi parecer no era motivo para ello, pero bueno, lo agradecí. Y a partir de este momento, la relación encierro y yo se fraguó y con el permiso de los encerrados, su lucha se convirtió en mi lucha. Y yo aunque no he dormido en la cafetería de la Escuela donde se realizó el encierro, he pasado muchas horas allí y siempre con el permiso de ellos. Nunca me había enfrentado a un encierro indefinido pero sí a luchar en un ámbito pequeño. Los alumnos, alumnas y aspirantes habían hecho nada de eso. Era su primer contacto con la lucha y quizás era difícil cogerla pero con el paso del tiempo, se ha conseguido implantar la lucha en cada uno de ellos y ellas. Y me alegro mucho de ésto porque cuando ocurra un caso parecido mas o menos sabrán como actuar y irán puliendo su pensamiento, algo muy importante en la actualidad.
En este encierro, se ha fraguado una familia, amigos y amigas y compañer@s. Hemos jugado al Monopoly, con Óscar chocando los dedos mientra cogía los billetes de la banca, a la cartas, a los dados o al "parcherchi" como decía Dani. Hemos comido embutido para dar y regalar, hemos hecho que Cruzcampo nos traiga un par de litros de cerveza al día, hemos reído, nos hemos venido abajo pero ya estaba el cigarrito (para los que fuman) para alegrarnos y que hacía que nos viniéramos arriba, nos hemos abrazado, hemos celebrado el cumple de Rodri, hemos comido el arroz del señorito de Adán o de Oscar, las papas con costillas de Paco, los Sanwichs de Pollo de Angela, las papas aliñá de Jose o los filetes empanados de Patri. Hemos hecho ruido en Plaza Mina, nos hemos ido de allí para volver a los 2 segundos, nos hemos manifestado, hemos gritado "si hay dinero lo tiene la saucedo" o "La junta Andalucía no paga Hostelería" y en este conflicto, hemos pasado la mayoría o todos los minutos de un día en la Escuela, la de Patri o Fran, a la que aspira Dani o Cristian o a la que yo ni estoy y ni a la que aspiro.
Ha sido un mes en el que se han propuesto muchas cosas. Jamás olvidaré la propuesta de Dani de subirse a una grúa. Eso es una cosa impactante pero en ese momento no lo veía y sigo sin verla, era una cosa muy arriesgada pero quizás yo no relacionaba una cosa con la otra, pero si se hacía pues a apoyarla. Se propuso el hacer una comida para dos comedores sociales, y se llevó acabo. Gran iniciativa en estos tiempos de crisis y donde dichos lugares no dan abasto de la gran cantidad de gente que acude a estos sitios a los que les dieron y les doy las gracias por haber dejado colaborar al alumnado encerrado días antes de acabar el encierro. Y tampoco dejaré de lado, lo que se iba a hacer en la escuela hace pocos días, cuando comenzó el curso para el alumnado de segundo, y que al contrario de lo primero, eso si lo veía y lo apoyé. Pero no se llevó acabo porque la Saucedo se reunió la tarde antes con Dani, Paco, Juan Ramón y Carmen Vargas y acabó con el encierro un mes y un día después de que se comenzara el mismo pero sabiendo que la partida la habían ganado mis compañeros.
Un mes en el que he aprendido que es un suté, un corte en brunuá, un cebollero o una misenplas. En el que me he dado cuenta que hay gente que piensa como yo. En el que las cosas se pueden decir de dos formas: Con los golpes en el pecho de Dani o con la tranquilidad de Paco. En el que me he llevado a much@s compañer@s y amig@s que hasta el día 4 de Noviembre, no pensaba que me llevaría. Me he llevado algo de todos y todas vosotr@s: Vuestro cariño y vuestra amistad.
"¿Que pasará cuando todo esto termine?", me pregunté una noche en la calle Carmen Coronada mientras la gente fumaba. En ese momento, no me hice la idea pero ya con el paso de los días, después de haber acabado todo, lo extraño, pero no queda otra que hacerse la idea de que todo ha acabado, y cada minuto que me pongo a recordar lo vivido, lo hago como si lo estuviese viviendo en ese instante, me vengo arriba y saco mi sonrisa. ¿Quién no quita que acabe en la escuela un año? También bromeamos relacionándolo con esta pregunta, que cuando empezara todo, yo iba a ir a la escuela a preguntar donde estaba mi solicitud, que yo la había echado para entrar. Además de que la siguiente lucha era que yo entrase en la escuela. pero hoy por hoy, no pasará.
Ha sido un mes en el que se han propuesto muchas cosas. Jamás olvidaré la propuesta de Dani de subirse a una grúa. Eso es una cosa impactante pero en ese momento no lo veía y sigo sin verla, era una cosa muy arriesgada pero quizás yo no relacionaba una cosa con la otra, pero si se hacía pues a apoyarla. Se propuso el hacer una comida para dos comedores sociales, y se llevó acabo. Gran iniciativa en estos tiempos de crisis y donde dichos lugares no dan abasto de la gran cantidad de gente que acude a estos sitios a los que les dieron y les doy las gracias por haber dejado colaborar al alumnado encerrado días antes de acabar el encierro. Y tampoco dejaré de lado, lo que se iba a hacer en la escuela hace pocos días, cuando comenzó el curso para el alumnado de segundo, y que al contrario de lo primero, eso si lo veía y lo apoyé. Pero no se llevó acabo porque la Saucedo se reunió la tarde antes con Dani, Paco, Juan Ramón y Carmen Vargas y acabó con el encierro un mes y un día después de que se comenzara el mismo pero sabiendo que la partida la habían ganado mis compañeros.
Un mes en el que he aprendido que es un suté, un corte en brunuá, un cebollero o una misenplas. En el que me he dado cuenta que hay gente que piensa como yo. En el que las cosas se pueden decir de dos formas: Con los golpes en el pecho de Dani o con la tranquilidad de Paco. En el que me he llevado a much@s compañer@s y amig@s que hasta el día 4 de Noviembre, no pensaba que me llevaría. Me he llevado algo de todos y todas vosotr@s: Vuestro cariño y vuestra amistad.
"¿Que pasará cuando todo esto termine?", me pregunté una noche en la calle Carmen Coronada mientras la gente fumaba. En ese momento, no me hice la idea pero ya con el paso de los días, después de haber acabado todo, lo extraño, pero no queda otra que hacerse la idea de que todo ha acabado, y cada minuto que me pongo a recordar lo vivido, lo hago como si lo estuviese viviendo en ese instante, me vengo arriba y saco mi sonrisa. ¿Quién no quita que acabe en la escuela un año? También bromeamos relacionándolo con esta pregunta, que cuando empezara todo, yo iba a ir a la escuela a preguntar donde estaba mi solicitud, que yo la había echado para entrar. Además de que la siguiente lucha era que yo entrase en la escuela. pero hoy por hoy, no pasará.
Y este es mi final en esta entrada:
Gracias principalmente a la Junta de Andalucía por haberme dejado conocer a toda esta gente, gente por la que la Escuela de Hostelería de Cádiz ha seguido caminando y si quieren volver a joderla, ahí estaréis ustedes, estaré yo y estará la ciudadanía de Cádiz para apoyarla y defenderla de nuevo. Gracias porque sois geniales, porque sois increíbles y por haberme dejado compartir con vosotr@s esta lucha que ha servido muchísimo en cada un@ de nosotr@s y que siempre recordaremos con el paso de los años. Y más recordaremos cuando digamos a nuestros hijos cuando paseemos por delante de la puerta que yo y más personas pasamos encerrados un mes aquí para que la Junta de Andalucía solucionase los problemas que ellos mismos habían creado.
Y sin más:
¡Gracias de corazón amig@s!
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