Eran las nueve de la mañana cuando varias personas iban llegando al número treinta y cinco de la calle Benjumeda. Cada minuto que pasaba, iban agolpándose más gaditanos y gaditanas en los aledaños de esta finca, los cuáles venían a apoyar a Antonio, a su mujer Ana Belén y a su hija, que iban a ser desalojados de su vivienda, la cuál fue rehabilitada por la Junta de Andalucía hace ya varios años como así reza un cartel en la fachada del edificio. Junto a su hijo, Antonio Moreno y Ana Belén Fernández permanecieron en su vivienda esperando alguna noticia del exterior que le permitiese conocer que no se iban de su casa de toda la vida.
Una noticia que se conoció pasadas las doce de la mañana y que trajo la alegría a todos los presentes. A las diez de la mañana estaba previsto el lanzamiento y para esa hora, sería un centenar de personas las que esperaban la llegada del secretario judicial y de la policía nacional. Un secretario judicial que, bajo la atenta mirada de los presentes, esperó a pocos metros de la calle Benjumeda hasta pasadas las diez y media de la mañana, momento en el que intentó -sin éxito- acceder al edificio, ya que una decena de personas le impidió el acceso al mismo. Tras este hecho, el secretario y un miembro del juzgado, se marcharon a pocos metros de la zona y allí esperaron la llegada de una patrulla de la Policía Local que les acompañó hasta la llegada de la policía nacional. Pasaban los minutos y en el interior de la finca, se empezaba a formar una cadena que iba a impedir el acceso de las Fuerzas del Orden en el caso de que llegasen durante la mañana para realizar el desalojo, pero finalmente, esa cadena no impidió el acceso de la policía, ya que pasadas las doce de la mañana, dos agentes de la policía nacional se acercaron a la puerta y le comunicaron al hijo de Antonio y Ana Belén, que el desalojo no se iba a producir en el día de hoy y que se posponía para el próximo día 22 de Junio.
Tras esta notificación, las caras de los presentes cambiaron. El conocimiento de esta noticia se reflejó en besos, abrazos y en alguna que otra lagrima de los presentes, que con gritos de "¡Sí se Puede!, celebraron haber conseguido el objetivo propuesto: parar el desalojo. Mientras, Antonio, su mujer y su hijo salieron llorando al portal y agradecieron el apoyo del centenar de personas que habían estado toda la mañana con ellos y que, seguro, el próximo día 22 volverán a estar.
Personas congregadas en la puerta de la vivienda para evitar el desalojo. Foto: La Voz de Cádiz |
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